Situación | No existen, pero que las hay, las hay…
Después de un largo receso, vuelvo. Me miro a la espejo y me pregunto: ¿este soy yo? Apenas me reconozco. Han pasado tantas cosas que tratar de comprimir todas en un post será difícil. Acordarme de aquella idea, que tuve la semana anterior, va costarme varias tasas de café y tengo muy pocos cubos de azúcar en el anaquel de la cocina. Sin embargo, lo intentaré, aunque no estoy seguro si valdrá la pena. Siempre que camino hacía atrás, las palabras se enredan como en una sopa de letras.
El viejo rito seguía…varias noches sin sueño. A través del vidrio, aquella mujer me observaba…Nunca salió de la oscuridad, porque estaba hecha un esperpento. Vigilaba desde su trono el maleficio. Ordenó a sus mejores nigromantes convenir con los muertos mi caída. Insomnio y ruina para mí. Jornadas de rezos en estúpidas ceremonias de tabaco e incienso para ella.
Un sinfín de maldiciones escupió la bruja a grito herido por varias madrugadas. La foto del aniversario puesta de cabeza y agujereada por alfileres. Mi nombre de pila bordado en el cuerpo de un muñeco de trapo que, horas antes del rito, había sido sumergido en un balde con sangre de felino.
Ella no era capaz de pegarme un tiro, pero estaba besándole el culo al diablo para vengarse. Las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Las mujeres obsesivas existen y las hay, las hay, y hacen lo que sea para que se les vuelva a querer o, al menos, para que no se les olvide tan fácilmente.
Varias noches sin sueño. Manifestaciones (no sindicales) a cualquier hora del día. Extrañas laceraciones en los brazos. Ahogo a la madrugada. Confusión. Problemas. Pantano. Y demasiadas noches esperando a MOrfeo. Nunca llegó.
Martes 13, el viejo rito ha quedado lejos de mi puerta. Los días han vuelto a sosegar las tinieblas. Ya puedo salir del bunker, la hecatombe me dejó con vida.
Cesó la horrible noche y al abrir una nueva puerta nadie me mira nadie me conoce nadie me saluda y estoy seguro que es mil veces mejor así.
Por los vericuetos que he pasado, es mejor ser un anónimo dichoso que escribe pendejadas para unos pocos a un escritor reconocido que en cualquier momento puede inmolarse para darle gusto a las que no existen, pero -estoy seguro- que las hay, las hay…
A veces ver las cosas desde otro ángulo favorece. No es cuestión estética. Es cuestión de óptica. Sin ánimo de entrar a criticar. Alejarse de las situaciones y contemplarlas desde afuera, con el ojo de un tercero, nos concede el privilegio de la reversa y luego de la duda. Retirarse es mejor que quedarse y soportar.
En este caso, preferí mirar desde arriba, para certificar que no eran almas en pena atadas a una botella. Personalmente, prefiero que me miren como a un gato: de frente y a los ojos. ¿Y a usted?
Las palabras me vienen desde muy lejos y cuando llegan probablemente de lo que hablan no exista ya.
Hace unas semanas estuve preocupado, porque durante los huracanes no supe nada de mi papá y mis hermanos. Los teléfonos no servían. Mi papá no respondía mis correos.
La semana pasada ‘alguien’ se ocupo de mis relaciones públicas y quiso joderme la vida. La putié en silencio y le demostré que puedo esquivar sus malévolos desenfrenos sin necesidad de tener a la mano un broquel para mi defensa.
La oscuridad de su cabeza la tiene al borde del caos, sin embargo no seré yo el que la dispare al infierno. Esos menesteres no rigen mi planeta.
Aunque no cabe soltar el anunció. Sobre todo os digo, no me busquéis y no me esperéis ni en el pasado ni en el futuro. No formo parte de vuestro reloj ni pertenezco al transcurso lineal de vuestro tiempo. Soy gracias a ti el instante presente. Ya no me conoces estoy demasiado alto y demasiado bajo para ser visto.
Allá lejos, en tu casa, si tu silencio cómplice te permite interrogarte a cerca de ‘nos/otros’, deberías darte cuenta que fuiste la termita corrosiva de mis nervios que escolto como larva las sombras de nuestros abrigos. Nunca te lo dije, pero sentí muchas veces esa falta de aire que turba el equilibrio.
Ahora soy un hijo del aire, el nombre bajo la tierra que fue guiado por una estrella falsificada, para salir del naufragio.
Ahora estoy en la estación del silencio. He bebido más de la mitad de copa. Y todos los días me levanto sediento de aire y perfumado a otro tiempo. Finalmente no tuve que irme sólo pasé a la página siguiente.
Según la leyenda Orfeo era un semidiós Olímpico. Recibió de su padre Apolo, una lira fabricada por Hermes-Mercurio.
Orfeo se enamora de la ninfa Eurídice, pero ella desafortunadamente, huyendo de alguien que se la quiere... es mordida en su pie por una serpiente y muere al instante.
Orfeo lleno de tristeza va al infierno, y allí empieza a cantar con su lira, lleno de tristeza le ruega a Hades, dios del bajo mundo y a su esposa Perséfona, que le permitan a Eurídice volver al mundo de los vivos.
Es tal la dulzura, la tristeza y la sensibilidad con que Orfeo entona los más dulces cánticos que Hades llora lágrimas de acero y su esposa le convence, para que deje en libertad a Eurídice para que vuelva a la tierra, pero con la condición de que en ningún momento voltee a mirar dónde viene ella hasta tanto los dos no sean tocados por el Sol.
Orfeo se va adelante cantando y cantando, pero le va entrando la duda si realmente su compañera viene detrás él.Cuando finalmente están saliendo a la luz del Sol, no aguanta más la curiosidad, la tentación de saber si ella viene y voltea a mirar en el momento en que ella iba a ser tocada por los rayos del Sol.
Cuando él la mira, Eurídice comienza a desvanecerse y regresa al infierno.
Ya de nada valen las lágrimas ni las canciones de Orfeo ante Hades y Perséfona, entonces regresa al mundo de los vivos y promete no volver a amar nunca más a ninguna mujer.
Esto hace que otras ninfas al ver que ese hombre tan sensible y místico no acepta el amor de ninguna de ellas, lo ataquen, lo destrozan y arrojen su cabeza y su lira a un río.
Cada día me convenzo más de que existe el “eterno retorno”, que las cosas “nunca son como parecen” y de que “somos esclavos de la causalidad”.
De alguna forma, si supiéramos hacia dónde correr, no pasaríamos tantas veces por la misma esquina.
Si elaboráramos con suspicacia nuestras verdades, la probabilidad de estrellarnos contra el mundo sería menor.
Y si aprovecháramos que somos, al mismo tiempo, el director, productor y protagonista de nuestra propia película, desde luego, tendríamos a lo más excelso frente a la cámara.
Por supuesto, con un excelente guión de por medio que, a manera de cometa, fuera elaborado con la suma de sueños a renglón seguido, para que cada minuto sea memorable por no decir mágico.
Hace rato no veía llover en Bogotá con tanta opulencia, las gotas por poco y a traviesan los vidrios de las ventanas. Mi gato estuvo tan asustado por los rayos y los truenos que prefirió pasar toda la tarde en mi cuarto. Él, tan sobrio como yo, se colgó de las cortinas, se subió en todo menos en mi cabeza y a lo lejos trato de pegarme un puñetazo con su pata (feliz).
Yo, a pesar de que no salí ni a la esquina, siento que aproveché el día. Boté algunos papeles, organicé unas cosas y le di tiempo a algunos “videos” que tengo en la cabeza. Menos mal todo lo que necesité llegó hasta la puerta de mi casa, porque Mahoma se está cansando de ir siempre a la montaña. Algún día las cosas tenían que cambiar…
Anoche estuve con las “celebridades” de la blogocity en el cumpleaños número 28 de Legalv o, bueno, de Leonardo. Allá estaban los `Pornotol´ y la gente linda de los Bbs.
Más o menos, si bien recuerdo, no iba a Escobar desde junio de 2004. Ahora hay un sótano, la verdad no muy amplio, en donde se concentra -en otras cosas- la mayor energía de la rumba. Aunque según observamos con Surfer, algunas de “sus primas” se divertían de lo lindo a eso de las 2 a.m. en la parte superior de la escalera. Conmovidos por el ángel de estas lindas “primas” estuvimos a punto de intervenir, pero el consenso del grupo había decidido seguirla en Púrpura.
A esa hora, luego de despedirnos más que borrachos, Patton, Hoffen, Winter and I nos fuimos pa´la casa o, bueno, yo me fui pa´ la mía. Me hubiera gustado ir al sitio preferido de la señorita Veleta, pero ya no cargo las tarjetas (después de tanto fiasco) y pues en la billetera sólo tenía lo del taxi. En la próxima “blogoaventura” los acompañaré.
Desde hace un año decidí estar solo, porque mi autonomía reclamaba sus espacios y la costumbre pedía su ración de muerte.
Aunque con Cata todo el amor del mundo cabía en mi casa, necesitaba un tiempo para la disidencia entre lo que era y lo que quiero ser.
Cata está ahora en Londres haciendo su maestría. Yo vivo en Bogotá City, en un antiguo edificio, en el último piso, en un apartamento decorado de forma extraña. Trabajo en lo que me encanta y soy el dueño de mis palabras insólitas, de mis actos desmedidos que oscilan y deliran en el estrago de la inhibición y de las situaciones en llamas.
Acabo de llegar a mi casa y tan pronto veo a Doctor me acuerdo que se me olvidó dejarle qué comer al pobre gato. Otra noche por fuera y lo mato. Tengo los ojos rojos del sueño. Debí ser más compasivo con mi humanidad y santificar el viernes. Descansar. Dormir. Pedir domicilio. Desconectar el teléfono. Pasearme en boxer por todo el apartamento hasta llegar a la nevera. Vivir como el Doctor. Despreocupado por las noticias.
Esta semana fue como flamear en alma ajena. El lunes encontré a mi tercer homónimo. Coincidencialmente, los tres (El peruano, el chileno y yo) somos coetáneos y trabajamos en proyectos similares en nuestro “tiempo libre”. ¡Qué pequeño es el mundo!
El jueves me vi con Lore, después del cumpleaños de Mutarte, y el viernes, pues, se prolongó hasta el mediodía de hoy. El mustio sol de septiembre parece estar más a mi favor que en contra. ¿Habrá llegado la hora de aproximar el corazón a la tierra?
Este blog cada día se parece más a mi casa. Algún poema malogrado como picaporte, una docena de palabras venenosas en la nevera, valoraciones injustas en el cajón del estudio, imágenes irreconocibles en el cuadro de la entrada y un edicto que, en las primeras líneas, sentencia que el pasado quedó al otro lado de la puerta, donde deberá quedarse para siempre, fabricando el guión de su próxima película.
Un afectuoso saludo en estas fechas y recuerden que si existe el amor, es un instante de sexo detenido.